TIFÓN HAIYAN Cumbre de Varsovia

Filipinas acusa de la devastación al cambio climático

El delegado del gobierno filipino, en la Cumbre del Clima de Varsovia.

El delegado del gobierno filipino, en la Cumbre del Clima de Varsovia. EFE

  • Las más de 10.000 víctimas mortales del tifón irrumpen en la Cumbre del Clima

  • Aumenta la presión para que negociadores de 190 países alcancen un acuerdo

Las más de 10.000 víctimas mortales del tifón Haiyan han irrumpido en el debate internacional sobre el cambio climático con el don macabro de la oportunidad. El golpe más mortífero del ciclón tropical -o tifón, como llaman a estos fenómenos atmosféricos extremos en el Pacífico Norte- ha coincidido con la jornada inaugural de la Cumbre del Clima que tiene lugar en Varsovia (Polonia). Y se ha colado en la agenda de los negociadores de 190 países aumentando la presión sobre el resultado final de la reunión.

«En solidaridad con mis compatriotas que están luchando para encontrar comida que llevar a casa, voy a comenzar un ayuno voluntario por el clima», dijo ayer Yeb Sano, máximo representante de la delegación filipina, durante su emotivo discurso ante el pleno. «Voy a abstenerme de ingerir comida durante esta cumbre, hasta que se vislumbre un resultado significativo», explicó Sano.

El autor checo Milan Kundera lo explicaba a la perfección en su obra 'La insoportable levedad del ser' (1984): «Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo».

Inauguración marcada

La jornada inaugural de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, que tiene lugar hasta el 22 de noviembre en Varsovia (Polonia) y que se preveía de bajo perfil, ha quedado marcada por el funesto resultado de una tormenta ocurrida a miles de kilómetros.

Con el emotivo alegato de su representante, el Gobierno de Filipinas vinculaba así de manera firme la inacción mundial ante el cambio climático con el poder devastador del tifón que ha atravesado el país. Y situaba en una auténtica olla a presión una cumbre que ahora mismo tiene más de 10.000 muertes sobre la mesa de negociación.

La intervención del representante filipino terminó siendo una llamada de atención a la comunidad internacional para desbloquear el proceso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, embarrancado desde la Cumbre de Copenhague en 2009, la última a la que acudieron líderes mundiales de la talla de Barack Obama, el chino Wen Jiabao o el británico Gordon Brown.

«Lo que mi país está pasando como resultado de este fenómeno climático extremo es una locura», dijo Sano, «la crisis climática es una locura. Y podemos pararla, aquí mismo, en Varsovia. Por favor, paren esta locura», pidió, según Dpa. «Mi país se niega a aceptar que hagan falta 30 ó 40 conferencias sobre clima para solucionar el problema del cambio climático. Nos negamos a aceptar que nuestra vida transcurra en un huir de las tormentas monzónicas, poner a recaudo a nuestras familias, sufrir destrucción y necesidad y tener que contar a nuestros muertos», sentenció Sano.

El debate climático

No es la primera vez que un fenómeno extremo como este irrumpe en el debate climático. El propio Barack Obama utilizó el huracán Sandy este verano, en un discurso en la Universidad de Georgetown al aire libre que le obligó a secarse el sudor en varias ocasiones.

«La pregunta ahora es si tendremos el valor de actuar antes de que sea muy tarde... Como presidente, como padre, como estadounidense, estoy aquí para decir: Tenemos que actuar», dijo entonces el presidente de EEUU refiriéndose al cambio climático.

Al margen del tinte emotivo del representante filipino, a su discurso no le faltan argumentos técnicos. A pesar de que los tifones se quedaron fuera de las grandes conclusiones del último informe científico de las Naciones Unidas sobre cambio climático -presentado en septiembre de 2013-, el documento revela que el calentamiento global provocará que los ciclones tropicales sean cada vez más violentos.

Para el IPCC -el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas-, los datos recogidos durante las últimas décadas indican que el aumento de la temperatura global no provocará más fenómenos meteorológicos extremos como el tifón Haiyan, pero sí hará que sean más potentes y devastadores. Es decir, el número de ciclones que se producirán en el futuro será muy parecido al actual, pero la potencia con la que azotarán las zonas afectadas irá en aumento si no se frenan las emisiones de gases de efecto invernadero.

En Filipinas, los tifones están afectando cada vez más al sur, tal y como ya expuso entre lágrimas un representante filipino en la anterior Cumbre del Clima de Doha en 2012. Y aunque aún no está confirmado, todo indica que los vientos de más de 300 kilómetros por hora, y ráfagas de hasta 380, según el centro de previsión de ciclones tropicales de EEUU, vayan a situar al tifón Haiyan como el de mayor potencia jamás registrado.

Y existe un dato más para agravar la alarma social: la población de las zonas costeras va en aumento, y en poblaciones donde en los años 60 -cuando la población mundial era la mitad de la actual- vivían decenas de miles de personas, hoy lo hacen millones.

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