Entre el 30 de marzo y el 3 de abril de 2011 se desarrolló en Rotterdam, Holanda, el ICAF, International Community Art Festival, dedicado, como su nombre lo indica, al arte comunitario. Diversas expresiones tuvieron su espacio en este ámbito, así como también talleres en los que se apreciaron distintos enfoques de lo que se entiende por arte comunitario. Porque ¿de qué hablamos cuando decimos arte comunitario? ¿De arte hecho por actores profesionales, dirigido a un público que habitualmente no se acerca  a salas y exposiciones?, ¿de arte callejero?, ¿de expresiones que retoman la memoria colectiva?, ¿de teatro, cine, música hecho por los vecinos, la comunidad?
¿Es lo mismo arte para la comunidad que arte de la comunidad? En esos días, en Rotterdam, se vio un poco de todo.
Eugene Van Erven, director del ICAF, cuenta, en esta entrevista, qué es el festival, qué criterios prevalecen a la hora de elegir talleristas y espectáculos y cómo evalúan la edición 2011.

-Eugene: ¿cómo y cuándo nació el ICAF?

- Nació en 2001. El Rotterdams Wijktheater, RWT, Teatro de Barrio de Rotterdam, que existe desde 1992,  se especializa, desde entonces, en crear obras de teatro basadas en las vidas de residentes de barrios populares. Y en 2001 Rotterdam fue elegida capital europea de cultura. La organización de este programa le dio al grupo un presupuesto para organizar un festival internacional de teatro comunitario. Después recibimos una subvención del ministerio de Cultura para seguir con el festival en 2003 y 2005. En 2008, año en el que yo comencé a programar el festival (después de asesorar en 2001, 2003 y 2005), expandimos la propuesta a otras disciplinas artísticas. (ver)

-¿Cómo y por qué te interesaste en el arte comunitario?

-Por razones personales. Nací en un pueblo rural en la frontera belga. En los ’50 y ’60 existía en el sur de Holanda un tipo de teatro de pueblo en el cual la población entera participaba. Cuando comencé a estudiar en los ’70, busqué un arte que significara algo para mi gente, el segmento popular de la sociedad. Primero lo encontré en el teatro político popular (Dario Fo, por ejemplo). Luego, en los  ’80, continué mi búsqueda en dictaduras asiáticas (Filipinas, por ejemplo) y al final encontré en mi país, después de 12 años en el extranjero, un movimiento de arte popular politizado que se había convertido en arte comunitario.

-¿Qué criterios prevalecen hoy a la hora de decidir qué elegir para el Festival (tanto espectáculos como workshops)?

-Que el artista, la obra, o la organización representen un ángulo interesante sobre lo que puede ser el poder del arte comunitario. Buscamos en todas las disciplinas artísticas, en el mundo entero, y en un espectro del mundo artístico que va desde un extremo súper participativo (en el cual los participantes manden) hasta otro lado en el que los artistas profesionales decidan o controlen la forma del artefacto que resulta de la relación/interacción con una comunidad. El arte comunitario puede manifestarse en muchas formas y modelos de colaboración más o menos intensos.

-¿Cuál fue el leitmotiv o el eje de esta edición que acaba de terminar y por qué? 

- El eje fue “el poder de arte comunitario”. Porque en Holanda el artista comunitario tiene la tendencia de estar muy a la defensiva respecto del mundo de arte oficial. Se siente despreciado. Queríamos cambiar, un poco, esta actitud. Pero también queríamos investigar en qué reside este poder (la relación recíproca entre artista y comunidad, en la combinación única de lo artístico y lo social) y cómo puede variar en diferentes lugares del mundo. En Irlanda del Norte, por ejemplo, creen que el arte puede servir para reconciliar a católicos y protestantes después de décadas de conflicto violento.

-¿Cómo evaluás la edición 2011 del ICAF?

-
Hemos logrado, con muy pocos fondos y muy poca gente, construir un programa muy variado y  reunir a un grupo de personas que durante el festival, poco a poco, crearon su propia comunidad. Esto fue mágico. Espero que lo que nació durante el festival -en términos de contactos, relaciones nuevas- siga. Ha sido mucho trabajo, pero al final valió la pena. Hemos aprendido un montón.

-¿El ICAF tiene consecuencias? Quiero decir: a partir de lo que el equipo  coordinador ve en cada festival, ¿toma decisiones para el futuro?

-Eso lo vamos a ver en las próximas semanas. Hemos tenido nuestra primera evaluación, pero les hemos dado la tarea, a todos los que trabajaron en el festival, de pensar muy bien sobre lo que podemos mejorar, así como también considerar muy seriamente si debemos seguir con este festival, ya que impacta mucho sobre el trabajo regular de la compañía. ¿Para que le sirve el ICAF a nuestra la compañía? Si lo consideramos importante, tendremos, entonces, que planificar mejor la edición 2014. El equipo entero necesitó poder dedicarse por completo dos meses antes del festival y un mes después. En 2011 estrenamos una producción regular menos de un mes antes del festival. Es una locura.

-Hay varias ideas, distintas posiciones respecto de lo que es "arte comunitario" ¿El ICAF trata de albergar todas esas propuestas?

-Claro que hay varias ideas sobre esto. Incluso dentro de Holanda. Pero sobre todo cuando cruzas fronteras nacionales. El ICAF trata de acomodar la mayoría, porque así uno está obligado de reflexionar críticamente sobre su propia práctica y visión. En mi caso, mis ideas siguen cambiando todo el tiempo. Trato de no ser dogmático, pero tengo algunos principios de base que, considero, tienen que ver con la democracia cultural: el derecho de cada uno de expresarse artísticamente según sus propios términos.

- Una de estas formas de entender el arte comunitario es el modo en que se encara el teatro comunitario en Argentina, lugar en el que es la comunidad, los vecinos, los que integran los grupos. No hablamos de artistas comunitarios, sino de vecinos actores. ¿Creés que es posible en Europa, y específicamente en Holanda, crear un grupo de integrado por vecinos de todas las edades, que cuente sus historias, que desarrolle la práctica artística en comunidad, tal como se desarrolla esa práctica en Argentina? ¿Es posible poner en práctica esa modalidad?

-Seguro que sí. Ya tenemos los contactos suficientes para organizarlo.

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