El Circo Social del Sur existe desde hace más de 15 años. Desde hace aproximadamente 8 trabaja con el Cirque du Soleil, y esto hace que cada vez que esta compañía aterriza en Buenos Aires, varias actividades conjuntas se realicen, propuestas todas tendientes a apoyar la tarea que en esta parte del mundo lleva a cabo el Circo Social del Sur. En esta nota Pablo Holgado, cofundador de este emprendimiento y director del área artística, además de describir las actividades que se harán en esta ocasión con el apoyo del Cirque du Soleil (una de ellas es la donación al Circo Social del Sur del importe de 150 entradas de la función que la compañía hará el 10 de octubre), explica en qué consiste la práctica de esta asociación civil local, y comparte con los lectores sus ambiciosos y solidarios sueños.

-¿Qué es el Circo Social del Sur?

-El Circo Social del Sur es una asociación civil sin fines de lucro que utiliza las milenarias artes del circo como estrategia de desarrollo y  transformación personal, comunitaria y social. Es decir, una institución que toma el circo como un medio para llegar a los jóvenes, para brindarles una actividad que , creemos, después de más de 15 que la hacemos, es una gran herramienta para el acercamiento y para trabajar algunas cuestiones que, sentimos, a los jóvenes les pueden venir bien. Pensamos que, al mismo tiempo, es un modo de brindarles algún espacio y, en este caso, un género artístico que es muy atractivo. El circo es multidisciplinario, multifacético, incluye otras artes, entonces todos encuentran su lugar en él. Si un joven no va por la habilidad de los malabares o la destreza de la acrobacia o los trapecios, puede ser un gran payaso o bailar, o tocar un instrumento y hacer la música del espectáculo. Puede ser escenógrafo. En todas esas varias posibilidades siempre encuentran un lugar donde sentirse a gusto y en el cual desarrollar sus capacidades. Muchos han querido y quieren hacer con esto un camino profesional y social. Otros simplemente lo han utilizado como una forma de pertenecer a un grupo, de ser parte de algo que les hace bien y que, a la vez, pueden compartir con jóvenes de su misma situación o diferente.

-¿Cómo surgió  un acuerdo con el Cirque du Soleil?

-Desde hace 8 años, momento en el que ellos decidieron hacer su gira sudamericana, somos sus socios locales. Cada vez que vienen tenemos diferentes tipos de intercambio. El Cirque du Soleil está dividido en la parte de empresa o negocios, la parte artística y la parte de ciudadanía. Dentro de esta tercera parte está Circo del Mundo, su programa social. El Cirque du Soleil es pioneros, junto con Brasil y Chile en este concepto del circo social en Latinoamérica. El Soleil lo ha llevado por todo el mundo. Hoy está en más de 80 países  apoyando diferentes organizaciones que hacen algo parecido a lo que hacemos en Circo Social del Sur. Tenemos contacto con ellos desde hace más de 8 años a través de este programa. En los ’90, como artistas que somos, buscábamos nuevos horizontes para seguir formándonos, para estudiar. El circo en la Argentina 10 15 años atrás no era lo mismo que ahora,  desde el punto de vista de los espacios para formarse, así que en uno de esos viajes a Chile, conocimos formadores del Cirque du Soleil, que estaban haciendo un curso de formación de formadores allí y a partir de entonces quedamos en contacto. Cuando llegaron con Saltimbanco, hace 8 años, empezamos con esta serie de intercambios.

-¿Cuántos son en el plantel docente del Circo Social del Sur?

- Crecimos mucho. Hoy tenemos más de 20 profesores en los diferentes niveles de aprendizaje y 4 programas en funcionamiento. Uno es el de talleres de iniciación al circo, comunitarios, gratuitos, que se dictan en los barrios, en las comunidades de los niños y jóvenes y en nuestra sede, Chela, el Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano, un espacio que ha sido fundamental en estos últimos 4 o 5 años, ya que nos permitió crecer mucho en el segundo programa, el de la formación avanzada, que es un grupo de jóvenes de Barracas, Mataderos y Bajo Flores, chicos que llevan 2 o 3 años de formación técnica en sus talleres de barrio y que, por edad, por inquietudes, por actitud y porque lo solicitan o se los ofrecemos, reciben una formación un poco más exigente de 3 veces por semana 4 horas, en un primer año, que crece en los siguientes 2 años. Hicimos un plan piloto y en diciembre del año pasado egresó la primera camada, con la creación y producción de un espectáculo llamado Salto. Desde que lo estrenamos en abril de 2011 hasta hoy, lo presentamos muy asiduamente. Estuvimos en el Club de Trapecistas, luego una temporada muy larga en Tecnópolis, donde hicimos una versión diferente a la que se hace en un teatro, y luego en distintos festivales: Mar del Plata, La Pampa, y el Primer Festival Internacional de Río de Janeiro, que se hizo en las comunidades pacificadas de Río. Los chicos tuvieron la gran oportunidad de hacer las funciones en una carpa montada en la favela Ciudad de Dios, la misma de la película.
En tercer lugar tenemos el programa de formación de formadores. Algunos jóvenes, además de estar interesados en la parte artística y profesional, se inclinan por ser multiplicadores, docentes, por acompañar procesos educativos, y reciben una formación pedagógica de un año. Para eso tienen que haber pasado ya por la formación técnica. El último programa es el de producción y creación de espectáculos. Si bien hemos hecho espectáculos durante 15 años, hace algún tiempo estamos tratando de crear una productora cultural, por medio de la cual las creaciones de los diferentes barrios o de la formación avanzada, o de los grupos que ya se profesionalicen, puedan tener una base de trabajo, para movilizar esos productos artísticos, con la novedad de que en diciembre logramos terminar nuestra primera carpa de circo, así que ya llevamos casi un año de gestiones para tratar de hacer temporadas o montarla.

-¿Qué quiere decir “terminarla”? ¿La hicieron ustedes?

-Sí. En realidad con un fabricante de Buenos Aires. Nos llevó mucho tiempo y mucho esfuerzo, pero ya está terminada. Es cara. No es difícil de hacer, pero sí complicado dar con la gente que la pueda hacer bien. Teníamos la idea de armar un modelo de carpa que pudiera, en caso de lograr montarla en forma permanente, ser sede de la escuela. Eso hizo que ésta tuviera una forma y unas características técnicas deferentes a las carpas comunes, que son más fáciles de construir.

-Y ahora necesitan un predio para montarla.

-Exactamente. Y en eso estamos: en la búsqueda, en la gestión de un predio. Lo ideal sería contar con un lugar por varios años y generar, al mismo tiempo, un espacio de educación, formación y, a la vez, de funciones. Generar un nuevo espacio cultural en la ciudad relacionado con el circo, pero abierto a todas otras artes u otros emprendimientos sociales que también necesiten un lugar en el cual poder mostrar sus producciones. Durante estos años hemos tenido contacto con el teatro comunitario y muchos otros grupos y, la verdad, sería hermoso poder recibirlos.

-¿Cómo sustentan todo esto?

- A lo largo del tiempo eso varió. Siempre crecimos, pero el modo de sustentarnos cambió según las circunstancias y el contexto. Al principio fue, como todo proyecto que comienza, a pulmón (algo de eso sigue habiendo). Luego, en 2001, 2002 era impensable lo público y lo autogestivo. A partir de algunos conocimientos de gente que hacía algo similar en otros lugares de Latinoamérica, intentamos conseguir financiación internacional. Ahí comenzamos y aprendimos a buscar este tipo de recursos en el exterior, pero fueron muy pocos y muy acotados. Éste es uno de los problemas que tienen generalmente las asociaciones o grupos comunitarios, es decir, esta cadena de financiación: están obligados a tratar de generar todo el tiempo. Gestionar es algo muy desgastante y lleva mucho trabajo. En aquel momento tuvimos un pequeño proyectos con la embajada de Suiza y otro con una comuna Italia, con la que generamos un intercambio a través de un amigo que vivía allá. Así comenzamos, con pequeñas cositas que nos ayudaban a sostener dos talleres, por ejemplo. Luego intentamos armar una estructura autogestiva, al dar algunas clases dictadas por nosotros para sostener el proyecto, pero recién hace 4 o 5 años comenzamos a tener un poco más de colchón de recursos como para poder hacer funcionar de otro modo lo que ya venía funcionando con mucho esfuerzo, voluntad y pulmón. Eso sucedió a partir de que conseguimos un par de financiaciones con fundaciones y, sobre todo,  a partir de que comenzamos a trabajar con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Tenemos un buen acuerdo en cuanto a lo artístico y a algunos módulos formativos. También tenemos un trabajo con Desarrollo Social de la Ciudad, en relación a un programa de becas para jóvenes. A su vez, estamos con algunos municipios del interior. Por ejemplo Pehuajó, Provincia de Buenos Aires. El sueño de la carpa y la productora cultural tienen que ver con lograr la estructura y el engranaje para que los recursos necesarios sean, en gran parte,  genuinos, es decir, que vengan de nuestras propias producciones y nuestro trabajo. Si no es un gran desgaste. Se termina un año la financiación y al otro año no tenés nada. ¿Cómo sostenés la estructura que lograste generar? Es un tema.

-¿.Qué actividades hicieron en esta oportunidad con el Cirque du Soleil?

-Una fue la ida al preestreno de Varekai, el espectáculo que el Cirque du Soleil presenta, con los 400 y pico de los jóvenes que vienen a los talleres de nuestra sede y de los diferentes barrios. En ese preestreno, en la antecarpa de la gran carpa se expone un gran mural, que este año pintó Miguel Rep, un trabajo que hizo conjuntamente con los jóvenes de la formación avanzada y los de Salto y que estará expuesto durante los dos meses de funciones (hace dos años hicimos un mural con Omar Gasparini). Pues bien: el mural se rifará. Todas las personas que estén interesadas en el mural y en apoyar nuestras actividades pueden, por un valor simbólico, comprar la rifa. El sorteo se hará el último día de función de Varekai.

-¿Qué otra cosa hicieron?

-El día del estreno los chicos de Salto hicieron un número en la antecarpa, como presentación del mural. Eso para nosotros fue importante ya que implicó una presencia con nuestra producción artística y no sólo con la acción social. Además, tenemos por delante la función a beneficio del 10 de octubre. El Cirque du Soleil nos brinda 150 entradas para que nosotros pongamos a la venta para esa función. Todo lo recaudado será reinvertido, al igual que la rifa, en el programa educativo y en sostener estos proyectos. Las entradas están al mismo valor que en la boletería. Aquellos que quieran ir en esa fecha, al comprarnos la entrada a nosotros, nos apoya. El valor es de $665.

-¿Qué creés que tiene de particular el circo, como arte, como lenguaje, que lo vuelve transformador?

- El circo tiene una conjunción de arte y deporte. Si te dedicás, tenés que entrenarte casi como un deportista, y si querés ser profesional del circo, casi como un deportista de alto rendimiento. Si vas a utilizar técnicas de acrobacia o aéreas, el cuidado de tu cuerpo, tu alimentación, el respeto por el cuerpo del compañero, la solidaridad por el trabajo en equipo (pensá en una pirámide humana, por ejemplo), son valores intrínsecos a la tarea. La suma de todo eso es importante. El circo es, además, un género artístico. Creo que la principal transformación está en el cuerpo. Tenés que entrenar, y la tarea te genera una disciplina, una metodología, un compromiso para progresar y superarte. Y además es expresivo. Por eso estos jóvenes pueden hablar de su realidad. En toda esa conjunción el circo es transformador. Y además tiene humor, que es un valor fundamental para la autoestima, para encarar la vida que a todos nos cuesta y a ellos a veces un poco más

-¿Cómo hacen para entusiasmar a los jóvenes y niños de estos barrios en los que trabajan?

-Cuando comenzamos de cero en algún lugar tratamos de ser bastante cuidadosos en la elección de dónde vamos a realizar el taller o la actividad y de que quien sea que nos vaya a albergar nos elija también a nosotros, es decir, tratamos de empezar a conocernos previamente y que a ellos les interese lo que proponemos. Generalmente mostramos, primero, un espectáculo de circo, e invitamos a una clase abierta cada tanto. La comunidad va viendo, la institución observa con qué seriedad trabajamos y decide si le interesa. Si así resulta, le pedimos que ayude a que esta actividad se quede y florezca. No acostumbramos a ir 6 meses a un lugar para luego retirarnos. La permanencia y la constancia son muy importantes. Esa actitud es la que, tarde o temprano, da resultado. Por otro lado, la actividad siempre es abierta, es decir, con las puertas abiertas. El circo es muy atractivo y eso hace todo más fácil. Lo chicos enseguida se acercan. Están muy ávidos. Los barrios en los cuales trabajamos son muy parecidos a los barrios del interior, es decir que allí los pibes están acostumbrados a estar en la calle, tienen más libertad con su cuerpo y una motricidad muy especial, distinta a la de los chicos que van a un centro cultural en Palermo, por ejemplo, barrio en el que me ha tocado trabajar. Con los jóvenes, en cambio, es un poco más difícil. Por eso nosotros, desde hace 5 o 6 años, decidimos concentrarnos en el trabajo con ellos, porque advertimos que era más dificultoso para los jóvenes tener espacios de participación, acercarse, animarse y comprometerse. Se sienten muy mal a esa edad cuando se los estigmatiza o se los discrimina. Eso les hace mucha mella y los condiciona. Por eso estos espacios expresivos son muy importantes. Utilizamos las mismas estrategias que con los niños y algunas otras, como por ejemplo tratar de acercarnos a sus lugares y a sus gustos. Lo que tienen de bueno los jóvenes es que, una vez que entran, son de fierro. Todos buscamos referentes, faros, lugares hacia los cuales nos gustaría ir. En ese sentido, el hecho de que un grupo de formación avanzada tenga como referencia otro que ya hizo un espectáculo es positivo. Una vez que se genera un espacio hay que tratar de hacerlo perdurar. Un joven que ve a otro joven haciendo algo así seguramente pensará: “Si él lo hace, yo también podré hacerlo”.

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