Marcelo Allasino, director del Grupo Punto T de Rafaela, provincia de Santa Fe, está presentando en Buenos Aires, con motivo del proyecto de intercambio artístico Trazando Puentes, organizado entre el Espacio Ecléctico de San Telmo y el Centro Cultural La Máscara de Rafaela, su última y controvertida producción Kilómetro 228. Un espectáculo que a medida que se va desplegando, provoca angustia y rechazo en el espectador. Justamente ese estado que genera, nos da la posibilidad de reconstruir la profundidad que plantea la propuesta: una realidad que deviene onírica, un espacio-tiempo dislocado.
La mirada se vuelve fetichista en esa recreación de las miles de escenas que abre la mente de cada personaje. Las partes danzadas, mezcla de contact improvisation y baile folclórico remixado, renuevan el aliento después de las implosiones de perturbación y nos plantean desde la corporalidad, la ironía de los símbolos míticos del ser nacional, que se irán desplegando en sus diferentes facetas en el transcurso de la obra. En esta entrevista explica cómo construyó el espectáculo.
 
-¿Cuáles fueron las ideas que dieron origen a Km 228 y de qué materiales se nutrió el grupo para investigar en determinada dirección?
 
-Las ideas germen fueron: 1- Una mujer tiene un accidente en el medio de la ruta.  En ese instante toda su vida pasa en imágenes y situaciones, que la obligan a tomar una decisión acerca de hacia dónde seguir. 2- Mi imposibilidad de ser madre.  Mi desconfianza / angustia / miedo acerca de las relaciones amorosas. 3- Las cosas no son como parecen. 4- Un cartel rutero y una choza al borde de la ruta.  5- Un espacio desolado y árido (aunque nuestro campo es riquísimo, verde, for export).   6- Materiales pobres, cartón sobre todo.
Nos nutrimos de materiales diversos: de los sueños y fantasías de todo el equipo (intérpretes y director/autor), también de una película de David Lynch (a quien admiro profundamente) El camino de los sueños, que me sirvió como faro en algún momento, y desde el punto de vista técnico, de situaciones físicas de despliegue intenso (danzas, secuencias de violencia y sexo) que ponían a los actores en un punto interesante para crear desde la asociación libre de ideas.
 
-¿Cómo trabajaste la dramaturgia?
 
-La dramaturgia tuvo su génesis en situaciones e imágenes que me movilizaron en el punto 0 del trabajo.  A partir de allí tomé lo que cada actor había generado y fui seleccionando el material que me venía bien para la obra. Yo no soy escritor.  En el elenco hay gente que sí se dedica a escribir, pero en ningún momento la dramaturgia se inicia en el teclado de la PC para pasar a la escena.  Todo lo contrario: lo que surge en la escena lo registramos en video y luego viene un proceso de selección y corrección de mi parte, sobre lo que cada actor propone y, por supuesto, una serie de charlas e intercambios de ideas.  En Km 228, trabajé más profundamente con María Eugenia Meyer, la protagonista de la obra, que tiene una gran formación literaria y es, a su vez, una escritora magnífica.  Pero mi misión era estimularla para permitir que ciertas voces interiores y profundas se despertaran, para entrar los dos en esa sintonía de la que te hablaba antes.  María Alicia (el personaje central) es en gran parte Marcelo Allasino y, en gran medida, María Eugenia Meyer. Una construcción en la que tanto actriz como director/autor nos encontramos.
  
-El espectáculo plantea varias capas, como si fuera una cebolla que se despliega. Las capas se van develando, así como los personajes, en una narrativa singular donde el tiempo-espacio,  a mi parecer, aparece dislocado.
 
-Es la imaginación de la maestra, pero también es su pasado y, en cierta manera, su futuro.  Es esa imaginación, vinculada a las historias paralelas de las cuales ella es un testigo parcial. La maestra es quien termina de construir estas historias. Pero además también está el deseo del resto de los personajes, aglutinado en diferentes temporalidades.
 
-Aparece la alusión a determinados momentos histórico-políticos, como las manos de Perón, etc. ¿Cómo pensaste esto?
 
-Este marco que rodea al personaje (y que de ninguna manera pretende constituirse en tema de la obra), tiene que ver con mi desconfianza hacia los grandes proyectos sociales y políticos, amplificando mi prevención hacia la primera célula social: la familia.  A lo largo de la historia hemos ido depositando nuestra confianza en el peronismo, en la revolución, en tantas cosas que sólo se han transformado siempre en lo contrario a lo que sostenían.  En pura trampa.  Nada es lo que parece.
 
-¿Cómo pensaste las partes  danzadas en relación a lo que pedía el espectáculo?
 
- En este espectáculo supe desde el inicio que quería incluir danzas que distanciaran al espectador y le permitieran ver el vínculo entre los personajes desde el otro lugar. 
 
-Por otro lado, en relación a las escenas sexuales, en muchos espectadores éstas provocaron rechazo. ¿Cómo fue la reacción en Rafaela?
 
-Fue similar a la porteña.  En general el espectáculo causa mucha angustia, y hay quienes están dispuestos a enfrentarla y quienes prefieren huir.  Siento que Kilómetro 228 se compromete, que nosotros nos comprometemos con lo que decimos y con la forma que nos interesa.  Me parece súper estimulante que provoque rechazo en algunos y adhesión en otros.  Si genera discusión e intercambio de ideas, estoy hecho.