La ira de Dios - Parte l

Seis creadoras abordan las plagas en clave actual: Susana Villalba, Sol Pérez, Mónica Salerno, Milagros Ferreyra, Ariana Harwicz y Bea Odoriz.

Miradas femenina sobre las nuevas plagas de la humanidad: Quizá haga falta saber cuál es el punto de vista de las mujeres sobre cómo convivir entre la propia especie y las otras. Tal vez Dios esté enojado y la humanidad está frente a las manifestaciones de su ira: el terremoto en Haití, el alud en Machu Pichu y antes en Tartagal, tsunamis e inundaciones varias o sequías, el dengue, el HIV, la vaca loca, megaincendios, guerras, el obsceno índice de hambre mundial y hasta los piojos. Para tener todas las plagas sólo falta el oscurecimiento del sol y la luna, que Avatar y predicciones mayas auguran para el 2012. Las plagas fueron, para el antiguo Testamento, la advertencia por la esclavitud. Para el nuevo Testamento: la ira de Dios, arrepentido de haber creado lo humano, al contemplar su egoísmo y avaricia.

EL GRUPO
Las integrantes transitan, además del teatro, diferentes disciplinas y formaciones artísticas, algunas la literatura, otras la dirección de opera, otras el cine. El denominador común es haber compartido en 2003/04 la carrera de Dramaturgia en la Escuela de Arte Dramático de la Ciudad de Buenos Aires.

ANTECEDENTES
El mismo grupo (con la suma de integrantes masculinos) realizó anteriormente Bestiario Grimm, también en el Centro Cultural Ricardo Rojas. Espectáculo Teatral premiado como Mejor Dramaturgia 2006 en los premios Teatro del Mundo

ESTRUCTURA DEL PROYECTO
El espectáculo se compone de dos módulos a realizarse en dos días. A su vez cada módulo consta de tres obras. Todo el conjunto guarda unidad sin perder cada obra su particularidad estética y de mirada. Cada componente individual dentro de una obra es breve, entre 20 y 30 minutos; cada módulo en total dura aproximadamente 1 hora y media.
No hay cortes entre una obra y otra de un mismo módulo, las tres partes se encuentran ya montadas en el escenario, ya desplegada toda la escenografía para que las tres se sucedan sin interrupción.

PARTE I.

La muerte del primogénito (primogénita en este caso) que Susana Villalba entreteje con el caso Romina Tejerina, como a la Pachamama se sobreimprime un dios patriarcal y apropiador, como se superpone la cultura fierita a la zafrera, la muerte a la adolescencia, la violación a la virginidad. La joven jujeña que apuñaló a su beba sietemesina, producto de una violación que no fue considerada atenuante, cumple una condena de 14 años en una celda para madres. Desgrana un monólogo afiebrado que mezcla su juicio con el bíblico, Santa Evita con la virgen María. Asegura que el fruto de su vientre es hija de Dios y le reclama su apellido. ¿O es hija de la Bestia? Todo violentado luego violenta, Romina es una estampa de la virgen-niña asesina. Contrafigura de la Difunta Correa. Caso testigo. Abraza a un E.T. de peluche y enfrenta a una fiscalía de muñecos despanzurrados. De entre las piernas le cae un bebé-violador y ella cae de su mundo que no era un paraíso, acuna un cuchillo.
La inundación, que trabajó Mónica Salerno. Las aguas encierran en un taller de costura a un grupo de mujeres obligadas como ilegales a no abandonar sus puestos de trabajo; ellas desenchufan las máquinas y se niegan a producir si las lluvias continúan. Extranjeras y mujeres "al mismo tiempo", encuentran un momento de libertad cuando hablan en su otra lengua, lejos de la mirada del jefe. La figura del otro, del diferente, desborda y ataca por sorpresa, pero el sometimiento avanza silenciosamente. En guaraní, mujer se dice "cuñá" que significa "lengua del diablo".
Las langostas, que encaró Sol Pérez en La emisaria. Laslangostas como paradigma. Ligadas a la tierra, simples y terribles. Por otro lado, las plagas modernas: la hipercomunicación, la tecnología que satura, el desencuentro constante. Dos tiempos que dialogan: un pasado que rebasa de langostas y un presente que como puede trata de articular y pensar sus propias plagas. El lenguaje encausado en verso frente al desborde de la palabra. Una mujer del pasado que sólo nombra a las langostas, langostas, langostas. Que la acosan, que la rodean, que hacen ruido, que es un susurro de muerte, que destruyen. Habla en octosílabos para ordenar la corrupción del lenguaje. Mientras, alguien de una nueva generación balbucea sus propias plagas que la asolan. ¿Cómo explicar nuestras plagas? ¿Quién se atreve a ser vocero, de su tiempo?

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