Vitriol

Adaptación teatral del Purgatorio de la "Divina Comedia", de Dante Alighieri.

Desde el centro de la Tierra, morada de Satanás, Dante asciende guiado por Virgilio hacia la isla donde se alza la montaña del Purgatorio.

Con el permiso de Catón de Utica, guardián del lugar, ambos cumplen los ritos de purificación y presencian al Ángel de la Barca conduciendo a las almas recién desencarnadas que llegan a este nuevo mundo. Dante reconoce en el grupo a su amigo Casella quien entona una de sus canciones favoritas. Catón los urge a encontrar el sendero de ascenso a la montaña.

El ante-purgatorio, espacio anterior a la puerta de acceso, está ocupado por las almas de los que se arrepintieron de sus pecados en el último minuto de la vida y han de aguardar tantos años como vivieron a que se les permita la entrada en la vía de la purificación. Dante encuentra a su amigo Belacqua y posteriormente a Boncante, antiguo enemigo. Un demonio se filtra desde el Infierno y pretende robar un alma pero Virgilio interviene devolviéndolo al hielo.

Dante prosigue su ascenso guiado por Virgilio quien lo instruye en las cuestiones del espíritu.. Ambos observan de lejos al grupo de reyes y emperadores que esperan purgar sus vidas por no haber cumplido con sus deberes como mandatarios. Luego contemplan a la serpiente del Jardín del Edén, paseándose entre las almas, y que un ángel ahuyenta.

Dante sueña que un pájaro lo agarra para elevarlo al cielo y llevarlo hasta una gran puerta. Cuando despierta, el ángel le marca en la frente las siete P de los pecados capitales que irá borrando en el ascenso de la montaña. Pasada la puerta de ingreso al Purgatorio, se suceden las siete cornisas donde se purga por un vicio del espíritu: primero, la soberbia; segundo, la envidia; tercero, la ira; cuarto, la pereza; quinto, la avaricia; sexto, la gula y séptimo, la lujuria. En cada escalón de la montaña, Dante conoce a distintos personajes históricos y míticos que purgan su espíritu de las miserias del mundo terrenal.

Estacio desciende del Paraíso para ayudar a Dante en su purificación por el fuego. Dante, agotado luego de transitar este elemento de la naturaleza, se duerme y sueña con Lía y Raquel, representaciones humanas de la vida activa y contemplativa. Virgilio lo despierta en el Jardín del Edén, cúspide trunca de la montaña. La función encomendada a Virgilio ha terminado. El gran poeta romano lo consagra y se despide. Por fin, ante los ojos de Dante, la imagen de Beat riz, su amor, guía final en la elevación al Paraíso.

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