El silencio que nos sucederá

La obra nos acerca al fin de semana de una familia que debe integrar a un visitante, un integrante perdido o abandonado. Johana. En esta casa, urge decir algo (para que el silencio no nos nombre, no les hable de lo perdido, casi como una ausencia) para ello sus habitantes escriben, deciden olvidar o se abandonan a la inercia de la vida, diferentes formas de pasar el tiempo. Para esta familia hay otra posibilidad de producir sentido con la llegada de Johana. Pero el sentido va en la misma dirección temporal que la entropía, es decir, la dirección del devenir que señala la flecha del tiempo, imposible de torcer, aunque puedo decidir mirar hacia atrás o hacer una pausa...

La madre, a partir de una broma terminada en una violación por parte de unos muchachos del barrio, tiene una hija con una discapacidad, de la cual se separa y es separada hasta este fin de semana. Ella no recuerda mucho porque tiene una disminución visual. Su historia la constituye un mundo sonoro y bultos en el espacio incierto, casi como la protagonista de una telenovela de los ochenta. En esta casa, antes de la llegada de Johana, ya había una joven, Rocío, la hermanastra y proyecto de cineasta que ensaya posibles finales de un corto sobre los modos de existencia de un gallinero rudimentario. Mientras tanto escribir para cine, para ella, es un modo de evitar la fractura psíquica, de crear otra realidad que la ampare de ella misma. Hay un papá, el de Rocío, Rubén quien pierde el arma reglamentaria y con ello la oportunidad de usarla de cualquiera de ellos. En estas condiciones inicales, de gran inestabilidad, cualquier fluctuación por simple que sea hace imposible la previsión de un estado final. Un fin de semana con Johana, nos dejará entrever un recorte de sus vidas en el que quedan más cabos sueltos que explicaciones y respuestas.

En "El silencio que nos sucederá" el espacio urbano se tiñe de situaciones absurdas con animales de granja y los descampados de Monte Vera, recuerdos del pasado que no dejan de suceder, guiones cinematográficos, la dulzura de la telenovela de Grecia Colmenares y el desamparo a través del desopilante itinerario de las relaciones padre, madre, hijas, hermanastras, padrastros. Pero, ¿quién es el padre de Johana?, ¿quién ama a Johana?. Johana es un peluche.

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