La importancia de llamarse Ernesto

“En los asuntos de importancia, el estilo y no la sinceridad, es lo esencial”.

Hugo Álvarez lleva a escena con el Grupo Máscara Azul, la célebre obra de Oscar Wilde en el marco de la reapertura de la sala Corrientes Azul. La máscara y la multiplicidad de rostros, son parte de los temas centrales de la pieza. Por eso, el director recurre al desdoblamiento de dos de los personajes femeninos, llevados a cabo por cuatro actrices en todas las funciones; y unifica los personajes de criados en un solo actor. La vigencia del texto inspiró en la puesta un interesante juego de época; comenzando en el año donde Wilde sitúa la historia, y finalizando en la posguerra del siglo XX.

Sobre la Puesta en Escena

“La decisión de montar “La importancia de llamarse Ernesto” tiene varias razones: La primera es mi admiración por tan brillante e inteligente autor, tan poco representado en Buenos Aires: la actualidad absoluta de sus agudas e irónicas criticas a una clase parasitaria, sobre todo por los prejuicios culturales y sociales que en ese siglo se vivían (y que aún muchos de ellos anidan en nuestra sociedad) y también la necesidad de experimentar esta vigencia, sin recurrir a un “aggiornamiento” de épocas mas cercanas, como frecuentemente vemos representaciones de estos clásicos en nuestra escena nacional. Tratándose de una obra que nos habla de la mentira, la hipocresía, surge la necesidad en los protagonistas de construir otras personalidades para huir de las rígidas normas que la sociedad victoriana reclamaba a sus habitantes, y que, además, les permitan ocultarse detrás de ellas para vivir situaciones mas “humanas”.
Hugo Alvarez

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