Cuentos tristes para un mundo feliz

La obra se gestó en un inicio como tres monólogos breves. Luego fueron entrelazándose las miradas de las actrices que los interpretan. Ahora, son tres relatos que se suceden secuencialmente, compartiendo una misma escena, una misma densidad. Es a partir de allí que estos relatos tendrán otra significación. Otro signo será el que dé algún sin-sentido, si es que lo tiene. Y corresponde al espectador crearlo.

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