El sombrero de tres picos

Compañía burgalesa Morfeo Teatro Clásico.

Una novela de Pedro Antonio de Alarcón que ha sido adaptada y convertida en pieza teatral por el director Francisco Negro. El espectáculo retrata la España rural del siglo XIX en un montaje de marcado carácter artesanal y respetando la estética y los principios actorales de la escuela clásica.

La obra basada en el romance castellano de la molinera y el corregidor se mantiene fiel al espíritu del texto original y, a pesar de mostrar los abusos de poder propios de la época, la pieza pone el acento en aspectos estilísticos como el lenguaje popular en el que se expresan los personajes o en la ingeniosa trama literaria.
El sombrero de tres picos se desarrolla en una venta andaluza a la que llega el corregidor con la pretensión de lograr los favores de la molinera, casada con Lucas, un molinero cuarentón 'más feo que picio'. Aunque el corregidor logra alejar al marido, sus pretensiones toman un camino inesperado cuando cae a un canal de agua y se ve obligado a vestirse con las ropas del molinero y a guardar cama.
Esta pieza que logró fama internacional al ser adaptada por los Ballets Rusos Diaghilev en 1919, presenta en la versión de Morfeo Teatro Clásico una ingeniosa trama de amores y cuernos que ha sido liberada de moralina. Para representar este clásico universal del costumbrismo romántico en el que se intercalan coplas y versos de autores como Iriarte, Samaniego, Cadalso, Meléndez Valdés y Jovellanos, Morfeo Teatro Clásico se vale de una estética goyesca en lo referente al vestuario como a los decorados.
La adaptación es "fiel al espíritu del original, y si bien muestra los abusos comunes a estas figuras de poder en la época y ofrece una lectura moral de la sociedad del XIX, se centra primordialmente en el aspecto estilista de la novela, como es: el popular estilo de habla de personajes y la ingeniosa trama literaria, que propicia un excelente ritmo dramático; además permite la oportunidad de intercalar conocidas coplas populares y versos de autores de la época, Iriarte, Samaniego, Cadalso Meléndez Valdés y Jovellanos, para ofrecer un entretenimiento de alta calidad, de carácter carnavalesco, en el que los personajes de la obra son marionetas de sus pasiones y necedades, para ofrecer al espectador una semblanza disparatada y de grácil diversión".
Morfeo Teatro, además, ha utilizado un vestuario "de puro corte clásico, de estilo goyesco, aprovechando que el propio Alarcón lo describe al detalle. Así, los figurines está basados en estudios que realizamos de modelos originales de museos etnográficos y del traje de época", señalan los integrantes de la compañía. Además, el decorado "se sustenta en un verismo clásico de gran formato, tomando como ejemplo la pintura paisajista de Goya y Fortuny, de factura totalmente artesanal, que recuerda los grandes decorados del romanticismo, y teniendo una utilidad estética importante, no como simple amparo de la acción sino como elemento espectacular, de gran vistosidad".
La crítica ha recocido el valor de esta producción al recupera el humor de Alarcón "con un toque de comedia cercana al surrealismo" (Diario de Burgos) o por "trasladar la época con gracia y sin caer en ningún momento en la farsa sobreactuada" (La Tribuna de Toledo).

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