Ñaque O de piojos y actores

En Ñ a q u e , de José Sanchis Sinisterra, autor de ¡Ay, Carmela!, se cruzan dos épocas, dos momentos diferentes en el tiempo. El s.XVI, época de la que vienen nuestros dos protagonistas y el momento actual, en el que vive el público, el s.XXI.

Solano y Ríos, actores condenados a viajar en el tiempo, a reaparecer en cualquier teatro, en cualquier momento para volver a representar su repertorio, son la esencia misma del teatro. Su tenacidad, su necesidad de público, su capacidad para conmover nos, para emocionarnos o hacernos reír, es lo que realmente da sentido a esa extraña relación que se da entre esos seres anónimos que se sientan en la sala a observar y los protagonistas del drama.

Provistos de un arcón donde guardan su escaso aparato teatral, como corresponde a su condición, los dos van desgranando todo su arte y recordando sus andanzas, estableciendo una relación de necesidad con ese ser anónimo que permanece en la sala y que, aparentemente, sólo mira y escucha.

Solano y Ríos son carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Ante nuestros ojos son felices, infelices, descarados, inseguros, tímidos, artistas, pícaros, tiernos, etc. su miedo y su alegría son también los nuestros. Su existencia depende de nuestra atención, su pervivencia de nuestra memoria.

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