Todos vivos

2 de abril de 1982. Luis, un muchacho de 18 años, es convocado a la guerra de Malvinas. La idea de ir al combate lo paraliza y el terror le hace perder la razón. Desde entonces es un excombatiente que vive a la intemperie del sentido, un veterano que camina en el límite entre la realidad y la ficción de nuestra propia historia. La contradicción de vivir en el desgarro por no saber si es o no es, si es o se hace, le restituye en cada acto la culpa y el dolor de estar vivo. Más allá de las identidades, la puesta en escena de su propio discurso, hace de su relato una experiencia posible.

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