Oír aullar una vez a los lobos

Estefan -un funcionario del arte y la cultura-, decide en una reunión con funcionarios de alto nivel, denunciar la corrupción del sistema del que forma parte. Su pareja, Marianne -reconocida artista escénica- por su parte, está a punto de sumergirse en una obra en la que verá comprometida su propia identidad. A partir de esto, asistimos a su cotidianeidad, a sutiles extrañamientos y dudas, empujados por la imperiosa necesidad de Estefan por "hacerse un rostro" y de Marianne, por "encontrar su forma más cruda y pura". El acogedor y cálido entorno que se han procurado, hasta que la crudeza de un mundo helado que cruje a su alrededor, acabe por quebrar el hielo bajo sus pies.

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