El Consorcio (postales de un mini país)

Un edificio antiguo y distinguido en Montserrat. En el hall se respiran los vestigios de un pasado que no fue. La Asamblea de Consorcio convoca a los vecinos para tratar el siguiente orden del día: la reelección del Administrador, Seguridad temas varios, la Humedad. Afuera llueve torrencialmente y adentro se aproxima otra tormenta. Los vecinos se protegen, hasta que lo extranjero irrumpe y pone en crisis la supervivencia del mini país.

El Consorcio (Postales de un mini país) es una obra que pregunta y no da respuestas, que desde un humor impiadoso nos presenta un relato contracultural cuyo reflejo nos devuelve la mueca de sinrazón del negacionismo y también una esperanza blanca como el cuadro de Malevich, con todo y nada por delante. Una finitud infinita dónde poder asegurarnos -y sobre todo asegurarnos- que arar el tropiezo entre los "copropietarios" siempre sea posible, en tanto estemos seguros aquí dentro. Y en la ambigüedad de las postales hilarantes de nuestra "Reunión de Consorcio" dónde el poder, la seguridad, lo propio, lo ajeno y las miserias cuentan su cuento del Orden del día; el edificio de nuestro minipaís, colapsado por el avance de una humedad que sube desde los cimientos, se interroga a tiempo completo del mismo modo que lo hace en algún tramo de la obra Huber -el portero- a Axel -el chino del supermercado-, ese extranjero que al irrumpir en la reunión de Consorcio pone en crisis la farsa: - ¿Quién sos Axel?, ¿Quién sos?

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