El veneno del teatro

El Marqués ha citado a su Palacio a uno de los primeros actores de la época, Gabriel de Beaumont, quien es recibido por uno de sus criados.
Ante la larga espera que debe atravesar, su paciencia se agota y comienza a revelarse ante dicho sirviente. Al querer retirarse se encuentra con la sorpresa que las puertas están cerradas, y que no hay por donde salir. La aparición sorpresiva del Márquez revela un juego perverso y peligroso al que se ve sometido y ya no tendrá otra opción, solo jugar.
Nada es lo que parece. Ambos se verán envueltos en un torbellino de emociones y contradicciones y es ahí donde la verdadera propuesta saldrá a la luz sin poder detener las inevitables consecuencias.

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