Instinto evolutivo

Es la nueva obra performática de contaloenmovimiento.
Instinto evolutivo busca intervenir y ser intervenido, es decir, busca la respuesta del espectador continuamente. La búsqueda de Eliana aparece por intentar quebrar en la danza la cuarta pared para crear un vínculo con el público. En consecuencia, se genera una historia diferente en cada presentación. La obra está compuesta por ocho escenas que llevan a través de grandes sentimientos como los son el placer, el enojo, la bronca, la culpa, entre otros. Los interpretes muestran el movimiento hacia su superación.

La palabra, su sonido, su cadencia, su ritmo aparecerá como tópico cuando los bailarines luchan por poner, en el lenguaje del cuerpo, el lenguaje de la palabra, y viceversa; ambas a la vez. Los lenguajes intentan volverse uno dentro de este mundo intuitivo y primitivo. La palabra cotidiana, la palabra poética, diferentes movimientos melódicos que les darán a los interpretes nuevos desafíos.

En una guerra continua, dentro del quiebre de los cuerpos, la danza continua. Instinto evolutivo muestra y divulga la empatía y el amor. Eliana pregunta: ¿Cuál es el instinto que nos mueve? Y así es como en está historia, los cuerpos quebrados por la culpa y el dolor son acompañados por cuerpos expuestos y vulnerados. Tratan de expulsar los demonios del silencio y gritar lo que les da miedo. Y gritan desde los más profundo: el cuerpo.

El mundo de Instinto evolutivo está lleno de colores, que se mezclan, se encuentran, se desencuentran y se separan constantemente dentro del espacio. Pero todo cambia cuando se está llegando el final, las luces son apagadas. En la oscuridad, no se ven los cuerpos y comienza a sonar el "Mantra de Oro" del budista histórico Padmasambhava. Es recitado varias veces desde el escenario, las voces resuenan en la oscuridad. La repetición de "om ah hum vajra guru padma siddhi hum" se va cortando con el haz de luces de linternas que aparecen para mostrar otro mundo diferente. Una vez más, aparece un cambio, algo diferente, para contar lo mismo, pero con otro lenguaje.

Es así como esta obra no solo se vuelve un viaje hasta lo más interno del hombre, sino que también se encuentran los principios budistas. De esta forma, la búsqueda es hacía la liberación. Demuestra que, a partir del mantra, el desapego es posible y este aplacará los dolores y los sentimientos encontrados.

El cambio aparece como innato. La palabra rítmica se vuelve magia y guía a los bailarines a través de sus cuerpos, el de los otros, el de todos en conjunto para superarse, para evolucionar, y mostrarse como múltiples e infinitos.

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