Hundido

Damián posee un leve grado de alexitimia (no diagnosticada) y es incapaz de corresponder las acciones con sus emociones.

A lo largo de su vida tendrá una batalla constante con quienes lo aman, y contra él mismo, hasta descubrir el origen de su negación a sentir.

Solo una "patada en el tablero", una despedida, lo hará consciente del momento en el que abandonó su niño y lo reconciliará con su amor.

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