La cueva, una mente encerrada entre cuatro pavadas

"Una mujer despierta en un mundo que le pertenece y a la vez le es ajeno. Se cuestiona. A ella, y a ellas. Se desarma, se castiga, se construye y de-construye. Se rompe y se arma. Saca sus partes y se las vuelve a poner. Arma el rompecabezas con piezas usadas, gastadas, algunas escondidas en un mueble viejo y empolvado. Dibuja su interior, para encontrar, quizás, eso que todavía no se inventó"

La obra aborda temáticas existencialistas en tono tragicómico, profundizando en el mundo interno, ése que no queremos mostrar, el que tanto nos ocupamos de ocultar tras máscaras. En este espacio-tiempo indefinido y zigzagueante donde transcurre la acción todo se desborda, ya nada se puede ocultar.

La puesta es dinámica y experimental, rupturista. Intenta derribar estereotipos y patrones de comportamiento que como sociedad adoptamos, replantear las circunstancias dadas y encontrar un camino alternativo (al caos y a la vorágine de la vida diaria) de silencio y escucha interna, de auto-conocimiento y vuelta al hogar.

Porque al fin y al cabo, ¿quién no sintió alguna vez, que no encajaba en este mundo?

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