La luz es la mirada de un cuerpo

Montaje coreográfico que indaga sobre el valor del tiempo a través del elemento luz.
Trece veladores en escena prolongan lo que el día ya no puede.
El diseño de un circuito analógico revela el transcurrir de la intimidad vivida entre los cuerpos y su pertenencia, entre los soportes materiales y la permanencia.
El espectador es la mirada testigo de esta acumulación vital, desde los paisajes del gesto, a un horizonte que perdura fragilmente e insinúa la sensualidad final de lo inerte.

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