Esto es amor

Poemas y canciones amorosas desde el Medioevo a nuestros días.
El amor como incógnita, como anhelo, como motor, como agente poético, como música, alienta una indagación sobre sus profundidades, contornos, vaivenes y detalles. Desde el Siglo de Oro al Siglo XX, se convoca a poetas que hicieron y hacen arte de su misterio. El romancero popular, Gustavo Adolfo Bécquer, Luis Rosales, Octavio Paz, Francisco Gómez de Quevedo Villegas, Manuel Benítez Carrasco, Guillermo Blest Gana, Oliverio Girondo, Baldomero Fernández Moreno, Gerardo Diego, Pablo Neruda, Luis Cernuda, Alessandro Baricco, Leopoldo Marechal, Sor Juana Inés de la Cruz, Julia Prilutzky Farny, William Shakespeare, Horacio Armani, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, Pedro Salinas y Francisco Luis Bernárdez se consustancian con algunos de los cancioneros que han entendido la música como un desprendimiento de la palabra, en clave de canción española, italiana, francesa, fado, tango y hasta pop.
Un recorrido en el que por cada respuesta surgen quizá varias preguntas, arduas si no imposibles de responder, pero donde se cosecha a cambio, ingenio, genio, sentimiento y siempre belleza.
Un recorrido para alumbrar al amor como historia y fundamento de cada uno de nosotros.
La poesía es el origen de todas las artes, y antes que eso, ya la palabra es el primer hecho artístico, como sustitución de la cosa que se suma a la cosa, se le adhiere, la invoca, la transforma y monta sobre ella un mundo paralelo, alternativo, fantasmagórico, transformador, desafiante y musical.
La poesía desnuda y se desnuda en un universo arcaico, ancestral, quizá hoy algo sepultado pero no por eso menos vigoroso y sobre todo, necesario. Sensibilidad antes que parafernalia, despojo antes que tecnología, reconectando con la tradición de aquellos artistas casi extintos que se subían al escenario para estallar en poema, canción, drama y baile, resignificados en una sensibilidad contemporánea, reacia a retóricas y declamaciones, sedienta de lo sutil, despojado y auténtico para desembarazarse de groserías y hojarascas.
En escena veremos el piano con su pianista y al intérprete con su micrófono, matizados por una iluminación cuidada y dinámica que no los aleje del público, con quien estarán, en intimidad, conversando.
Entre poemas y canciones que imponen su estricta interpretación, el comentario sobre dónde y cómo el amor resuena en cada uno abre la puerta a comentarios que pueden variar, donde el espectador sentirá que participa.
Como desde hace milenios atrás, los artistas salen a nuestro encuentro y las Musas están invocadas.

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