Chongo Triste

Mendoza, 2005. Melodrama de yire a puertas cerradas. El espacio privado no es la casa (todo menos la casa familiar), ni queda es en la misma ciudad. El comercio de la carne está en proceso de digitalización: todavía no ha sido capturado por la economía de las plataformas. Mantiene, por lo tanto, algo del componente azaroso del vagabundeo urbano.
La habitación es una zona de pasaje. Sexualidades periféricas, decadentes y disolutivas. Desprovistas de futuro y quizá inasimilables. Bajo el cielorraso se ensayan sofisticadas tecnologías del placer: reescritura algorítmica y ritualista de libretos de género, parentesco y sociabilidad.
El problema con la reescritura, y con la escritura en general, es que la autoría es el padre. El padre, al igual que el autor, está ausente y es un tirano. Plath escribió que toda mujer ama a un fascista. La poesía no está exenta de autoría, sin embargo, es del orden del acontecimiento. La poesía es una intrusa.

Se desea a sí mismo sin saberlo, y el que ama y el amado son el mismo, mientras busca es buscado, y al mismo tiempo enciende la pasión y se abrasa en ella. [...] No sabe lo que ve; pero se abrasa por aquello que ve, y el mismo error que engaña a sus ojos los incita.
Ovidio, Metamorfosis, libro III, 424-433.

El uno se refleja a sí mismo: se desdobla y surge el dos, entre el uno y en el dos está contenido el tres. Algo así decía Hegel en la Ciencia de la lógica. Ni siquiera el amor: el placer es vulnerabilidad, y el deseo un desvío. Hostilidad y hospitalidad tienen la misma raíz etimológica: el huésped es siempre extranjero y también puede ser un amante. Loving the alien.
El desarreglo en relación al género, al rol social, al cuerpo esperado es un signo generalizado, pero se manifiesta y se encarna de forma patente en algunos cuerpos. En esas fracturas se vuelven posibles otros ensamblajes (androides, maquínicos, animales): la potencia del fracaso

Julieta Massacese

1 Histórico de funciones
10 Notas en los medios