El tiempo de las mandarinas

El tiempo de las mandarinas es una obra teatral que aborda la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Las protagonistas se desplazan sobre las acciones y la palabra en un devenir de escenas entrelazadas entre sí por un mismo hilo conductor, evocando recuerdos de su vida previa a este espanto, así como fantasías que se mezclan con el pasado y la realidad y revelan su mundo interno e íntimo. El futuro también se hace lugar, a veces en territorio onírico, a veces en la mayor crudeza. Para transitar este tema tan terrible como real la puesta escénica se vale del lenguaje poético, convirtiendo su estética en un hecho artístico que invita a construir sentido desde el propio universo sensible del público espectador.

La puesta en escena transcurre en el interior del cuarto al que las tres protagonistas son confinadas a vivir mientras están en cautiverio, situado en las cercanías del prostíbulo y apenas provisto de un catre donde se turnan o amuchan para dormir. Son vigiladas y no tienen la libertad de abandonarlo. Ese lugar lúgubre y colmado de indignidad, que apenas permite pasar el día y dormir, es también el ambiente que genera, en cada una de ellas, recuerdos tristes y alegres de sus vidas anteriores, así como fantasías que se mezclan con el pasado y con la realidad que las oprime. El futuro también se hace lugar, a veces en territorio onírico, a veces en la más cruda realidad, pero es esta evocación lo que les permite transcurrir cada día, seguir pensando en sus seres queridos y, sobretodo, seguir viviendo.

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